
La vida del iluminado es irónicamente oscura y sin destello. Pasa marchita entre las vidas comunes y se desvanece anónima ante la mirada de los mortales. No se presume porque no hay nada terrestre que la sustente ni adjetivo humano que la describa. Es tan frágil que al ser descubierta se quiebra y se esconde.
Decirse iluminado es negarse el paso a la gloria humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario